martes, 30 de junio de 2009



"Bares, que lugares
tan gratos para conversar.
No hay como el calor
del amor en un bar."












Hoy suena: Jaime Urrutia & Bunbury - El Calor del Amor en un Bar

domingo, 28 de junio de 2009

Niebla (fragmento)



"Mientras iba así hablando consigo mismo cruzó con Eugenia sin advertir siquiera el resplandor de sus ojos. La niebla espiritual era demasiado densa. Pero Eugenia, por su parte, sí se fijó en él, diciéndose: "¿Quién será este joven?, ¡no tiene mal porte y parece bien acomodado!" Y es que, sin darse clara cuenta de ello, adivinó a uno que por la mañana la había seguido. Las mujeres saben siempre cuándo se las mira, aun sin verlas, y cuándo se las ve sin mirarlas.
Y siguieron los dos, Augusto y Eugenia, en direcciones contrarias, cortando con sus almas la enmarañada telaraña espiritual de la calle. Porque la calle forma un tejido en que se entrecruzan miradas de deseo, de envidia, de desdén, de compasión, de amor, de odio, viejas palabras cuyo espíritu quedó cristalizado, pensamientos, anhelos, toda una tela misteriosa que envuelve las almas de los que pasan."

Miguel de Unamuno

viernes, 26 de junio de 2009

Hoy, cine


"Podrán torturar mi cuerpo, romper mis huesos e incluso matarme. Así, obtendrán mi cadáver, no mi obediencia"

jueves, 25 de junio de 2009

Homenaje a Catalunya (fragmento)



" En el Cuartel Lenin de Barcelona, un día antes de alistarme en las milicias populares, vi a un miliciano italiano delante de la mesa de los oficiales. Era un joven de veinticinco o veintiséis años, de aire resuelto, pelo entre rubio y rojo, y espaldas poderosas. La gorra de cuero le caía decididamente sobre un ojo. Estaba de costado, la barbilla en el pecho, mirando con un frunce de confusión el mapa que un oficial había desplegado en la mesa. Advertí en su cara algo que me conmovió profundamente. Era la cara de un hombre que mataría y daría la vida por un amigo, la clásica cara que se espera en un anarquista, aunque era probable que fuese comunista. En aquella cara había franqueza y ferocidad, y también ese respeto enternecedor que sienten los analfabetos por sus presuntos superiores. Era evidente que el mapa era chino para él; era evidente que interpretar un mapa representaba para él una hazaña intelectual extraordinaria. No sabría decir por qué, pero creo que no he conocido a nadie —quiero decir a ningún hombre— con quien haya simpatizado con tanta rapidez. En la conversación de los de la mesa se mencionó que yo era extranjero. El italiano levantó la cabeza y dijo de inmediato:
—¿Italiano?
—No, inglés —respondí en mi mal español—. ¿Y tú?
—Italiano.
Al salir se me acercó y me estrechó la mano con fuerza. Qué extraño que podamos sentir tanto afecto por un desconocido. Fue como si su espíritu y el mío hubieran salvado el abismo del idioma y las tradiciones y se hubieran compenetrado a fondo. Esperaba haberle caído tan bien como él a mí. Pero yo sabía que para conservar aquella primera impresión no debía volver a verlo; y huelga decir que no volví a verlo. Siempre se trababan relaciones así en España.
Menciono a este italiano porque se me ha quedado vivamente grabado en la memoria. Con el uniforme raído y aquel rostro feroz y enternecedor, tipifica para mí el clima especial de aquellos tiempos. Está unido a todos mis recuerdos de aquella fase de la guerra: las banderas rojas de Barcelona; los trenes destartalados y llenos de soldados mal vestidos, que se arrastraban hacia el frente; los pueblos grises, alcanzados por la guerra, que nos salían al paso; las gélidas trincheras de las montañas.
"
George Orwell

miércoles, 24 de junio de 2009

Por qué me gustaría ser francés

"Me hubiera gustado ser francés hace unas semanas, el día que entró en vigor la ley prohibiendo el uso del velo en los colegios públicos de allí. En un ejercicio admirable de civismo republicano, los dirigentes musulmanes franceses dijeron a sus correligionarios que, incluso pareciéndoles mal la ley, aquello era Francia, que las leyes estaban para cumplirlas, y que quien se beneficia de una sociedad libre y democrática debe acatar las reglas que permiten a esa sociedad seguir siendo libre y democrática. Así, todo transcurrió con normalidad. Al llegar al cole las chicas se quitaban el velo, o no entraban. Y oigan. No hubo un incidente, ni una declaración pública adversa. Políticos, imanes, alumnos. Ese día, todos de acuerdo: Francia. Y ahora imaginen lo que habría ocurrido aquí en el caso –si hubiese habido cojones para aprobar esa ley, que lo dudo– de prohibirse el velo en las escuelas públicas españolas. Cada autonomía, cada municipio y cada colegio aplicando la norma a su aire, unos sí, otros no, gobierno y oposición mentándose los muertos, policías ante los colegios, demagogia, mala fe, insultos a las niñas con velo, insultos a las niñas sin velo, manifestaciones de padres, de alumnos, de sindicatos y de oenegés lo mismo a favor que en contra, el Pepé clamando Santiago y cierra España, el Pesoe con ochenta y seis posturas distintas según el sitio y la hora del día, los obispos preguntando qué hay de lo mío, ministros, consejeros y presidentes autonómicos compitiendo en decir imbecilidades, Llamazares largando simplezas sobre el federalismo intrínseco del Islam, Maragall afirmando la existencia de un Mahoma catalán soberanista, Ibarretxe diferenciando entre musulmanes a secas y musulmanes y musulmanas vascos y vascas, y los programas rosa de la tele, por supuesto, analizando intelectualmente el asunto."
Arturo Pérez-Reverte

martes, 23 de junio de 2009

A Cena do Ódio (fragmento)

" ¡Oh burguesía! ¡Oh ideal con i pequeña!
¡Oh ideal ricocó de los Mendes e de los Possidónios!
¡Oh cofre de indigentes
Cuya personalidad es la moral de todos!
¡Oh mediocridad general!
¡Oh choque ignoble de lo vulgar, protagonista de lo normal!
¡Oh horror! ¡Los burgueses de Portugal
Son peores que los otros
Porque, además, son portugueses!
"
José de Almada Negreiros

sábado, 20 de junio de 2009

Goethe - Las desventuras del joven Werther

"Wilhem, ¿qué sería sin amor el mundo para nuestro corazón? Una linterna mágica sin luz. Apenas pones la lamparilla aparecen sobre tu blanca pared imágenes de todos los colores. Y aun cuando no fueran más que eso, fantasmas pasajeros, constituyen nuestra felicidad si los contemplamos como niños pequeños y nos extasiamos ante esas maravillosas apariciones. Hoy no he podido ver a Lotte, me retuvo una visita ineludible. ¿Qué hacer?. Le envié mi criado solamente por tener a mi alrededor alguien que hoy hubiera estado cerca de ella. Con que impaciencia le estuve esperando, con que alegría volví a verlo. Si no me hubiera dado vergüenza me habría gustado tomar su cabeza y la habría besado. Cuentan de la piedra de Bolonia que si se la pone al sol absorbe rayos y resplandece algún tiempo durante la noche. Lo mismo me sucedió a mí con el criado. La sensación de los ojos de ella se habían posado en su rostro, en sus mejillas, en sus botones y en el cuello de su casaca ¡hacíamelo tan sagrado, tan valioso!. En aquel instante no hubiera cambiado mi criado por mil táleros. ¡Me sentía tan a gusto en su presencia...! Dios te libre de reírte. Wilhem , ¿será la felicidad producto de la fantasía?."

viernes, 19 de junio de 2009

Espera un milagro




Aún recuerdo aquel tórrido mediodía de abril de 1998 cuando todos en Agraharam, un pequeño pueblo colindante con Anantapur, buscaban desesperadamente la mirada del hombre que camina debajo de un paraguas. El termómetro supera los 50 grados, pero todos sus habitantes están en la calle para ver de cerca al hombre que les ha devuelto la esperanza. Todos se arremolinan bajo ese paraguas negro y viejo para honrar a Vicente Ferrer, el hombre que tuvo un sueño. Le ponen collares de flores, le lavan los pies, le dan agua de coco, dulces, le dan las gracias, le quieren…

Le quieren desde que en 1969 llegó a Anantapur, en el estado indio de Andhra Pradesh, para enfrentarse a la pobreza absoluta, para ayudar a los que nunca recibieron ayuda, para decirles a los ‘intocables’, a los pobres de los pobres, que ellos también tenían derecho a vivir y a vivir con dignidad. Y lo hizo desde una pequeña casa que le dejó una organización protestante y en la que sólo había una mesa, una silla, una máquina de escribir y un mensaje en la pared: «Espera un milagro». Siempre recordaba esa frase y lo que pensó nada más leerla: que no había milagro que esperar, que había que salir a buscarlo, que era una locura pero que había que intentarlo.

La locura había empezado mucho antes. En las calles de Barcelona, primero; en el coro de su catedral, después; y finalmente en el frente del Ebro, durante la Guerra Civil española, donde luchó sin pegar un solo tiro en el bando republicano. En las calles de Barcelona, donde nació el 9 de abril de 1920, vio lo primeros intocables de su vida; en la catedral empezó a conocer a Dios y en el frente del Ebro vio la luz que le llevó a la Compañía de Jesús. Después pasó una temporada en el campo de concentración de Betanzos antes de volver a Barcelona e irse a estudiar a un monasterio en las laderas del Moncayo. Y del Moncayo a la India.

El 13 de febrero de 1952 atracó en Bombay, atravesó la Puerta de la India y pisó por primera vez su nueva patria. «Mi nueva tierra de promisión», pensó. Sus primeros años en Mammadh, pequeña localidad al norte de la gran urbe, le supuso un auténtico descenso a los infiernos. Supo entonces que tenía que pasar a la acción, que él no había llegado allí para orar, ver y callar. Empezó construyendo con sus manos un pequeño hospital, luego un colegio, después un pozo tras otro hasta que finalmente se puso a repartir trigo con un carro tirado por un par de bueyes. «Nunca les hablaba de Dios, había otras prioridades», se decía y se repetía, y que él no había llegado hasta allí para elevar las estadísticas de bautizos.

Sus métodos empezaron a no gustar. Ni a la Compañía de Jesús ni a las autoridades locales que le veían demasiado poderoso. Estos le quisieron echar y aquellos reconducir. Pero él siguió su camino y la orden de expulsión no tardó en llegar. Fue el 27 de abril de 1968. Durante el siguiente año, mientras la burocracia iba retrasando su salida del país, cientos de miles de personas de todo el estado de Maharastra se manifestaban periódicamente en Bombay contra la salida de ‘father’ Ferrer. Fue propuesto para el Nobel de la Paz. La revista ‘Life’ le sacó en portada como el santo desconocido. Al final, Indira Gandhi, presidenta del país, dijo la última palabra; un telegrama suyo leído ante más de 30.000 personas zanjó la cuestión: «El padre Ferrer marchará al extranjero para pasar unas cortas vacaciones pero será bienvenido a su vuelta».

Quisieron convertir la victoria en derrota. La Compañía le quiso atar corto y los políticos le prohibieron volver a Maharastra. Aquéllos quisieron que se dedicara exclusivamente a la enseñanza y de éstos sólo el gobernador de Andhra Pradesh, una de las zonas paupérrimas de la India, le permitió quedarse en su estado. Y allí se fue, en 1969, después de unas cortas vacaciones. Y con él, Anna Perry, una periodista inglesa de 22 años, 26 menos que él, que era la encargada de cubrir las manifestaciones de Bombay a favor de Vicente. Se conocieron el 27 de julio de 1968 («Recuerdo muy bien esa fecha» —me dice Anna— «porque estaba convencida de que ya nunca me iba a separar de él») y se casaron el 4 de abril de 1970, poco antes de que la Compañía de Jesús lo expulsara de su seno.

En busca del milagro
Fue entonces cuando Vicente Ferrer y Anna (su otro yo, la organización que unir a la imaginación, la fuerza indestructible que le complementaba…) salieron a buscar ese milagro que le gritaba desde la pared de aquella humilde casa donde empezó a hacerse realidad su sueño. En 1969 habían creado RDT (Rural Development Trust o Consorcio para el Desarrollo Rural), el instrumento mágico con el que se puso en marcha la mayor transformación que se recuerda en un estado indio a manos de una organización no gubernamental… y en 1996 vio la luz la Fundación Vicente Ferrer (FVF) y con ella un programa de apadrinamiento de niños que a día de hoy supera ya los 135.000.

Y este milagro tiene más cifras que las de los populares apadrinamientos: más de 2,5 millones de personas de 1.874 pueblos del distrito de Anantapur, que se acerca a los cuatro millones de habitantes, se benefician de los proyectos de RDT y la FVF. A lo largo de estos años se han construido 39.000 viviendas para las familias más desfavorecidas; además, tres hospitales generales, un centro de planificación familiar, un centro para enfermos terminales de sida y 14 clínicas rurales funcionan a pleno rendimiento; han levantado 1.696 escuelas y centros educativos y 120 bibliotecas que educan a 158.000 alumnos de primaria y secundaria; además, cerca de 500 jóvenes más están preparándose para entrar en la universidad y otros tantos están cursando ya carreras universitarias. Y luego están los centros especiales para invidentes, sordos, discapacitados psíquicos; un total de 1.300 ‘shangams’ acogen a 15.600 personas con distintas discapacidades, que cuentan además con 18 escuelas residenciales.

También han sacado agua de donde no había: miles de pozos afloran por todo el distrito y casi 2.300 embalses de distintos tamaños consiguen dos y hasta tres cosechas por año gracias a los casi tres millones de árboles frutales plantados. Además, más de 70.000 mujeres se han unido en más de cuatro mil asociaciones para que puedan participar activamente en cualquier aspecto de su vida o de la vida de su comunidad con los mismos derechos del hombre. Todo esto después de que en 1982 se pusiera en marcha un ambicioso plan de control de la natalidad que ha contribuido de manera significativa a mejorar el nivel y la calidad de vida de miles de mujeres.

Se podría seguir hablando de todo lo que ha cambiado la vida de los más desfavorecidos del distrito de Anantapur desde que llegó Vicente Ferrer. Pero los números no alcanzarían a dibujar realmente la labor realizada. Vicente no sólo les dio la oportunidad de vivir dignamente, de comer, de poder disponer de algo tan básico como el agua o de tener un trabajo digno, una vivienda incluso; no, no sólo ha conseguido que sus hijos reciban la educación que no recibieron ellos, y una atención sanitaria de calidad… No, Vicente Ferrer les dio mucho más, les dio la oportunidad de ser, les ofreció la esperanza que nunca tuvieron, les devolvió la dignidad arrebatada.

Me viene a la memoria más que nunca la cena que disfrutamos el pasado 26 de enero en Anantapur. Sentados en su comedor, devorando una deliciosa tortilla de patatas con Anna y Begoña, Vicente nos contaba todo lo que todavía le quedaba por hacer. Qué ese milagro que le gritaba desde aquella pared todavía era una utopía: que hacían falta más hospitales, más colegios, más agua, más trabajo. Y nos lo decía como si el futuro fuera suyo, como si le sobrara tiempo para seguir haciendo realidad cada día el milagro del pan y los peces.

Estos continuos milagros le hicieron merecedor de un sinfín de galardones: desde el Príncipe de Asturias de la Concordia (1998) a la reciente concesión de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil que le hizo entrega en los primeros días de este año la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega. Pero no son estos galardones los que más feliz le hicieron, no, él buscó siempre la sonrisa de cualquier niño de esos que no dudaba en enfrentarse a los 50 grados para ver de cerca al hombre que caminaba debajo de un paraguas.

El pasado 20 de marzo sufrió una embolia cerebral de la que ya no ha podido recuperarse. Si en algún momento desde entonces le ha vuelto la lucidez seguro que ha reflexionado y ha llegado a la conclusión de que lo dejaba todo en buenas manos: en las de Anna y en las de Moncho, el segundo de sus tres hijos, el sucesor, el que sigue sus pasos; sin olvidarse de sus hijas Tara y Yamuna, de sus seis nietos y de los millones de personas en todo el mundo que nunca permitirán que se extinga ni su memoria ni su obra.

Aún recuerdo aquella entrevista que le hice en 1998, allí en la India, cuando me dijo que ya había elegido el lugar donde descansaría cuando se fuera. Está, me dijo, en la ladera de una de las montañas que rodean Anantapur. No quería que se convirtiera en lugar de peregrinaje pero sí que cuando las gentes pasen por su lado puedan decir: «Allí está Vicente». Y será verdad porque Vicente Ferrer, el hombre que tuvo un sueño, nunca se irá de Anantapur. Permanecerá allí, siempre terco, inagotable e indeleble en la ladera de esa montaña, hasta que averigüe por sí mismo que el milagro era él.

Por Fernando Baeta

Fundación Vicente Ferrer

miércoles, 17 de junio de 2009

Hundreds of Proofs of God’s Existence (Cientos de pruebas sobre la existencia de Dios)

Entre todas las pruebas podemos destacar:

20. ARGUMENT FROM ABSURDITY
(1) Maranathra!
(2) Therefore, God exists.

136. ARGUMENT FROM SERIOUS ASSERTION
(1) God exists.
(2) No, seriously.
(3) Therefore, God exists.

321. GEORGE W. BUSH'S ARGUMENT FROM AMERICA
(1) God bless America.
(2) You're either with us or against us, remember.
(3) Therefore, God exists.

Y muchas más...
La sgae denuncia...

* Al eco
* A los fabricantes de espejos
* Al creador de la fotografía
* Al portapapeles de Windows
* A la DGT por las bandas sonoras
* A los que copian en los exámenes
* A RENFE por el Chacachá del Trén
* A los fabricantes de teclados
* A las destilerías DYC
* A una señora que pasaba por ahí

martes, 16 de junio de 2009

Hoy, Dios: “Mi tercer libro será mucho más entretenido”

"La verdad es que el aliento sí que te huele a muerto."


En una entrevista exclusiva, el autor de El Viejo Testamento y su famosa secuela nos cuenta los detalles de Su nueva novela, y lo que realmente piensa sobre Sus fanáticos.

Entrevistador: Sus primeros dos libros fueron éxitos de venta en todo el mundo, llegando a ser traducidos a más de 2.400 idiomas. Sin embargo, han pasado… ¿cuántos, 1.000, 1.500 años desde Su último libro?

Dios: Sí, algo así como 2.000 años, creo.

Entrevistador: ¿A qué se debe este silencio?

Dios: Bueno, siempre es difícil sacar algo nuevo después de dos éxitos tan grandes. Se crea demasiada expectativa en el público y eso puede ser un poco intimidante para Uno. Además me tomé un par de siglos sabáticos, de ahí la peste negra y esas cosas.

Entrevistador: Hace un par de semanas anunció en Su blog que se encuentra trabajando en un nuevo libro. ¿De qué se trata, si se puede saber?

Dios: Después de escribir dos libros tan densos, decidí que el paso lógico sería tratar algo un poco más liviano, una comedia de equivocaciones.

Entrevistador: Interesante. ¿Y quienes son los protagonistas? ¿Alguien que reconozcamos de Sus libros anteriores?

Dios: No, esta vez son todos personajes nuevos. Se trata de un grupo de adolescentes que se quedan en una casa de campo por el verano, y… bueno, sobra decir que se meten en divertidos enredos sexuales.

Entrevistador: Suena ideal para una adaptación cinematográfica.

Dios: Sí, de hecho ya estoy en conversaciones con un par de estudios norteamericanos. Hay un personaje que escribí con el protagonista de High School Musical en mente, tal como hice con Moisés y Charlton Heston.

Entrevistador: ¿Cómo piensa que reaccionarán los seguidores de Sus novelas anteriores a este libro? Existe un nivel de fanatismo solo comparable a Star Wars o Harry Potter…

Dios: (ríe) No exageremos tampoco…

Entrevistador: Es cierto, incluso se realizan convenciones donde se leen Sus libros y algunos se ponen disfraces.

Dios: ¿En serio? No tenía idea.

Entrevistador: Así es, todos los domingos. Como puede ver, hay gente que se toma todo esto bastante en serio. ¿Qué les diría a esas personas?

Dios: Les diría que se relajaran un poco y que lean alguna otra cosa de vez en cuando. Y que me dejen tranquilo un rato. (ríe)

Entrevistador: ¿Algunos libros para recomendar?

Dios: Bueno, me gustan bastante los del Código DaVinci y esas cosas. Uno aprende mucho.

Entrevistador: ¿En serio?

Dios: En realidad solo he visto las películas, pero son muy entretenidas, llenas de acción y suspenso. También me gustan las del, cuanto se llama, Nicolas Cage. Muy buen actor. Y las de Fast & Furious.

Entrevistador: Claro. Para finalizar, ¿cuando cree Usted que va a estar listo Su nuevo libro?

Dios: Hmm, por ahí por el año 2.300, 2.400, calculo Yo. Alrededor de diciembre.

Entrevistador: Muchas gracias por hablar con nosotros, Señor.

Dios: No, gracias a ustedes. Vengan de nuevo cuando estemos más cerca del lanzamiento y les cuento más sobre el libro.

Entrevistador: (ríe) Para entonces ya voy a estar muerto hace siglos.

Dios: (ríe) Claro, claro…

sábado, 13 de junio de 2009

La vida te lleva por caminos raros

La vida te lleva por caminos raros
por la esquina mas perdida de los mapas
por canciones que tú nunca has cantado
la vida te lleva por caminos raros.

La vida se acerca con los labios pintados
te elige siempre y se larga con otros
y así vamos siempre dando vueltas
la vida te elije con los labios pintados

Siempre hay algún bar que se llama Las Vegas
en alguna parte, en alguna parte
y siempre hay algún trozo averiado del día
que no puedes borrar pero te gustaría.

Siempre voy al bar del aeropuerto
cuando quiero ponerme triste
y siempre pido y nunca tienen
aquellas galletitas de la suerte.

Mirando las gotas estrellarse
como golondrinas en la noche
como pequeños sueños con el ala rota
como pequeños sueños con el ala rota.

Dime qué hay detrás de esas sonrisas tan tristes
un motor que no funciona o sólo corazones rotos
es mejor un cielo acostumbrado a defraudar
que fábricas de anhelos esparcidas en la noche.

Es mejor unos labios tristes
que cien aviones despegando
y es mucho mejor mi vida
si tú estás dentro.