lunes, 18 de octubre de 2010

Bullet in the Head

Go to work, send your kids to school.
Follow fashion, act normal.
Walk on the pavement, watch T.V.
Save for your old age.
Obey the law.
Repeat after me: I AM FREE

jueves, 2 de septiembre de 2010

Fire coming out of the Monkey's head

Once upon a time at the foot of a great mountain,
there was a town where the people known as Happyfolk lived,
their very existence a mystery to the rest of the world,
obscured as it was by great clouds.
Here they played out their peaceful lives,
innocent of the litany of excess and violence that was growing in the world below.
To live in harmony with the spirit of the mountain called Monkey was enough.
Then one day Strangefolk arrived in the town.
They came in camouflage, hidden behind dark glasses, but no one noticed them: they only saw shadows.
You see, without the Truth of the Eyes, the Happyfolk were blind.

Falling out of aeroplanes and hiding out in holes

Waiting for the sunset to come, people going home
Jump out from behind them and shoot them in the head
Now everybody dancing the dance of the dead,
the dance of the dead,
the dance of the dead

In time, Strangefolk found their way into the higher reaches of the mountain,

and it was there that they found the caves of unimaginable Sincerity and Beauty.
By chance, they stumbled upon the Place Where All Good Souls Come to Rest.
The Strangefolk, they coveted the jewels in these caves above all things,
and soon they began to mine the mountain, its rich seam fueling the chaos of their own world.
Meanwhile, down in the town, the Happyfolk slept restlessly,
their dreams invaded by shadowy figures digging away at their souls.
Every day, people would wake and stare at the mountain.
Why was it bringing darkness into their lives?
And as the Strangefolk mined deeper and deeper into the mountain,
holes began to appear, bringing with them a cold and bitter wind that chilled the very soul of the monkey.
For the first time, the Happyfolk felt fearful for they knew that soon the Monkey would stir from its deep sleep.
And then came a sound. Distant first, it grew into castrophany so immense it could be heard far away in space.
There were no screams. There was no time.
The mountain called Monkey had spoken.
There was only fire.
And then, nothing.

viernes, 27 de agosto de 2010

Seasons in the Abyss


"Y cuando miras al Abismo, el Abismo te devuelve la mirada."

miércoles, 25 de agosto de 2010

domingo, 22 de agosto de 2010

The devil has my ear today


Tilling my own grave to keep me level
Jam another dragon down the hole
Digging to the rhythm and the echo of a solitary siren
One that pushes me along and leaves me so

Desperate and Ravenous
I'm so weak and powerless over you



martes, 17 de agosto de 2010

Outsider



You're a stranger
So what do I care





lunes, 5 de julio de 2010

Silencio

"Siempre en la oscuridad la voz no tiene sentido, el silencio lo es todo. Héroe en su propio olvido."

miércoles, 30 de junio de 2010

Crisis

Son las 2 de la madrugada y como está empezando a ser normal en mi vida ultimamente... no puedo dormir, yo también estoy sufriendo una crisis (muy acorde al título). Mientras leía la última entrada en el blog "Mirada Subjetiva" de mi compañero Serra, sin saber por qué recordé este poema del maestro Sabina.

Hay crisis cuando el cielo vomita bajo tierra,
crisis cuando el subsuelo se olvida de volar,
crisis cuando el borrego se planta en pie de guerra,
cuando el apunten fuego sabe a quién disparar.

Hay crisis cuando poco parece demasiado,
hay crisis cuando todo cuesta un dedo del pie,
hay crisis de virtud, hay crisis de pecado,
de Corán, de Talmud, de Evangelios, de fe.

Hay crisis financiera del ego en calzoncillos,
crisis guantanamera, patera, Medellín,
hay crisis de madama que empeña sus zarcillos,
hay crisis cuando todos venden menos Botín.

Hay crisis cuando empalma tifón y marejada,
hay crisis cuando el alma no tiene corazón,
crisis sub prima, crisis que no rima con nada,
Schumpeter, Galileo, Darwin, Bagdad, newcons.

Crisis Putin, Obama, Sarkozy, Zapatero,
Wall Street en pijama, cero à droite, mister Bush,
chantaje al por mayor, Superman con liguero,
cuesta de enero en mayo, black payo, rhythm and blues.

Hay crisis en el lado mojado del desierto,
hay crisis del petróleo, del pan, del porvenir,
hay crisis en la Meca y en la oración del huerto,
el crack, la discoteca, las ganas de vivir.

Joaquín Sabina, 2008


Hoy suena: Joaquín Sabina - Crisis

jueves, 24 de junio de 2010

Late Night Stories

Me llamo Caym. Nací hace algún tiempo en una ciudad costera del norte. Recuerdo haber tenido una muy buena infancia. Recuerdo prados verdes, montañas frías y días nublados. He de decir que siempre he tenido una especie de predilección por el frío y la niebla. El sol me molesta bastante. Créanme, no soy ningún vampiro, pero no me gustan esos rayos brillantes de luz que me ciegan por las mañanas. Me considero, dentro de lo que cabe, buena persona. Hago mi trabajo, muy bien por cierto, y no daño a nadie más.

Hace algún tiempo que vengo detestando lo que me rodea. No es que me haya vuelto sentimental de un día para otro, sino que cada vez soy más consciente de lo que ocurre alrededor y esas verdades me ponen muy furioso. Pero bueno, todas esas cosas que uno ve día a día y que le ponen furioso no pueden solucionarse. Al fin y al cabo, no soy nadie. Mi madre era una de esas profesoras que enseñan a los discapacitados, tanto mentales como físicos, a aprovechar al máximo su ya de por sí mala vida. Recuerdo haber oído a mi madre quejarse de los padres de los susodichos porque eran totalmente incompetentes en atender a sus hijos o los consejos de mi madre, y preferían hacer lo que ellos, sin saber nada sobre los problemas de sus vástagos, creían era correcto. También recuerdo verla reírse de felicidad cuando topaba con padres competentes que de verdad querían paliar el sufrimiento que pudieran sufrir sus hijos. Mi padre era un herbolario, tenía su propio negocio. Era un buen hombre, muy tranquilo, aunque algo patoso a la hora de cocinar.

Mientras camino por las calles, rememoro estas cosas. Pero no puedo deleitarme en ellas. El pasado es pasado, y no puede cambiarse. Sólo los locos y los estúpidos viven en el pasado. Aún así, parece que los recuerdos siempre son mejores cuando los recuerdas que cuando los vives. En cualquier caso, tengo trabajo que hacer.

Hoy toca una puta. Me han dicho que es una de esas preciosidades rubias y exuberantes. Como a mí me gustan. No sé por qué, pero siempre las he preferido rubias y de ojos claros. Supongo que es porque son totalmente lo opuesto a mí, pelo negro y ojos de corteza de árbol. Mientras giro a la derecha por un atajo que me llevará directamente al barrio de las rameras, pienso en el pecado de la puta. Mi cliente es un hombre, ¿debería descartar la venganza de la esposa burlada? Sí, claro que sí, pero no la venganza. Tal vez quisiera este tipo hacer daño a alguien que esté en contacto con la ramera rubia. Me da igual, es sólo curiosidad. La curiosidad es una de esas cosas a las que no puedo renunciar mientras trabajo, aunque sería mucho mejor si la desechara. Ya sabe, trabajo y sentimiento no suelen ser buena mezcla.

En el cielo hay una luna de plata. Llego a una pequeña plazoleta. Hay putas en todas las esquinas. Veo a mi objetivo. Se mete por un callejón a toda prisa. Parece llevar algo en los brazos. A mi paso las prostitutas se esfuman. No saben quién soy (¿Cómo podrían si llevo puesta la cadena de mi estimado mentor el padre Gabriel?) pero se huelen problemas y deciden evitarlos, aunque eso les haga perder dinero. A veces el instinto de supervivencia es más fuerte que la avaricia.

Llego al callejón por donde vi a mi puta desaparecer. Es estrecho y el final se pierde en la oscuridad. No hay luces que lo alumbren. En esta zona de la ciudad las cosas están mejor en las sombras, ocultas y misteriosas, para que nadie las encuentre. Camino deprisa. Quiero irme a dormir. Llego al final del callejón. Está lleno de cajas. No hay salida posible, ni puertas, ni ventanas bajas. Me quito la cadena. Ahora yo soy yo y no una sombra en una capa. Registro las primeras cajas. No está escondida en ninguna de ellas.

De pronto oigo el llanto de un bebé. Al final del todo. A la derecha. Camino, me giro para ver de donde viene el sonido. En la esquina del final del callejón, con un montón de cajas apiladas que antes me impedían verlo, hay un bebé llorando. Es lo que la puta llevaba en brazos. ¿Dónde está la madre? El bebé para de llorar y sonríe, mirando algo detrás de mí. Me doy la vuelta. La prostituta intenta atizarme en la cabeza con un madero. Detengo su mano, pero ella patalea, intentando que la suelte. La estampo contra la pared. No era mi intención hacerlo tan fuerte, pero ella es ligera. Suelta el madero y se arrastra hasta el bebé. Lo tapa con su cuerpo. La cojo del hombro y hago que me mire. Tengo dos maneras de hacer las cosas. Saco el cuchillo de mi bota. Saco un vial con un líquido verduzco. Es veneno. Le tiendo el vial y le hago señas de que se lo beba. Si no, tendré que usar el cuchillo. “El veneno es rápido, en unos minutos ya no sentirás nada” le digo. La prostituta bebe del vial. Deja un poco y se lo intenta dar a su bebé. ¿Qué clase de monstruo piensa que soy? Paro su mano. Cojo el vial y lo tiro lejos. Hace “Crack” al romper. Ella me mira esperanzada. Ahora que me fijo, me pareció ligera porque está en los huesos. Una prostituta embarazada no gana dinero.

Queda poco para que muera. Ella coge el bebé y me lo tiende. Lo rechazo con la mano. Me levanto. Su mirada es de incredulidad. Luego de odio. Parece que va a decir algo, pero es muy tarde. El veneno ha acabado con su vida. El bebé, que antes se había callado, empieza a llorar. Ahora que me fijo, el bebé me recuerda a mi contratante. El muy hijo de puta no quería que alguien supiera que se había acostado con una prostituta y había tenido un hijo con ella. Por eso me ordenó matarla. Me voy del callejón. Me vuelvo a poner la cadena. Vuelvo a ser una sombra para el resto del mundo.

Pienso en el que me contrató. Seguro que es algún mafioso o ricachón de estos lares. Sólo ellos se preocuparían tanto, y me pagarían tal cantidad, por matar a una pobre prostituta adolescente. Pero el bebé no estaba en el contrato. Con un poco de suerte, sus llantos alertarán a alguien y lo recogerán. Puede acabar en una de esas familias que sobreviven malamente o vendido como esclavo, nada bizarro aquí en la Bahía del Botín. A mí me da igual.

Créanme, no soy mala persona, simplemente hago mi trabajo. El único trabajo que el destino me deja hacer.


***


Joder, ya van tres años desde que me volví adicto a esta mierda. La próxima vez que me ofrezcan probar a fumar un invento goblin, diré que no. Tiro el cigarrilo cuando aún está a medias. Rápidamente vuelvo a hacerme otro.

Le pego la primera calada con placer. El humo llega a mis pulmones y sale por la nariz. Automáticamente me doblo por la cintura y toso sangre. Fumar me está matando, lo sé, y no puedo hacer nada para evitarlo. ¿Que lo deje? ¿Que abandone mi exquisito vicio? Siento decir que eso es tan posible como que un pez salga a hacer turismo a la selva.

Michelle suele echarme sermones sobre el tabaco cuando me ve fumarlo, que siempre es después de echar un polvo, que si me va a matar, que si esto que si lo otro. Es increíblemente irónico que me lo diga alguien que no se lava entre cliente y cliente. Supongo que de vez en cuando le tocará algún sacerdote que acepta "purificarla" a cambio de otros servicios que nada tienen que ver con la sagrada iglesia de la Luz, y que es por ello que aún no está en una caja de madera de dos por dos.

Estoy nerviosillo, y el tabaco especial de los goblins me calma. Los muy cabrones se sacan una pasta vendiendo esto. ¿El truco? La especie de pergamino que usan. Me han dicho que la sacan de los árboles, pero claro, son sólo rumores de borracho. El caso es que podría fumar en pipa, pero es incómodo. Los cigarrillos son a mi parecer más cómodos, meto el tabaco con el atrezzo en el "papel", lo enrollo y al instante se queda pegado en un tubo compacto de placer gris.

No me gasto mucho dinero en cerillas. Tengo un encendedor que haría las delicias de cualquier alumbrador. Es una cajita pequeña metálica, con una tapa minúscula de la que, si la abres, sale una llama pequeña pero respetable. Sólo tengo que meterle ciertos polvillos mágicos de vez en cuando.

Me siento en la gran caja en medio del desértico muelle. Aquí en la Bahía del Botín son contadas las noches en las que no hay mucha actividad en los muelles.

Miro la gran moneda azul plata que es la luna, y al respirar mis nubes de humo la empañan durante un segundo, hasta que la brisa marina se las lleva.

Mientras la luna me devuelve la mirada con reproche, como si a ella le importara un carajo que yo fume, el enano piel verde termina su trabajo en el Saint Mary. Se baja del barco sudoroso por el esfuerzo: ha estado las últimas dos horas rociando el barco con un líquido especialmente inflamable.

Me mira con gigantesca codicia de enano, y yo le doy una moneda para que se largue. La mira a la luz de la luna con ojo de águila verde por enfermedad y la muerde para ver si es de caramelo. Tras asegurarse de que la moneda no es comestible, pero que sí se puede trocar por algo que lo sea, se marcha corriendo, con sus piernecillas moviéndose frenéticamente.

Me levanto de la caja, y miro fijamente al barco. Me quito el sombrero y le hago una reverencia. Intento dar un trato respetuoso a mis víctimas, y ahora no voy a ser menos. Me vuelvo a poner el sombrero y le doy una última calada a lo que queda del cigarrillo.

Acto seguido, lanzo el resto al barco, sin apagar. Tengo suerte y cae en un reguero de la sustancia inflamable. Creo que los goblins la llaman gasolina.

Me quedo un rato para ver si prende bien, y me marcho. El fuego se extiende por todo el barco a velocidad de espanto. Los marineros que están en el barco y se han despertado intentan apagarlo. Es sencillamente imposible.

En su maquiavélica genialidad, los goblins han creado una sustancia que no se puede apagar con agua. Algunos valientes marinos se tiran por la borda. Otros están atrapados en las bodegas. Su muerte es segura. El barco pronto es un faro de luz en mitad en mitad de la oscuridad de la noche, pero nadie aquí quiere sentir esa luz, la luz justiciera de los Príncipes de Comercio goblins.

Yo, el que menos. Antes que disgustar a un Príncipe preferiría que ataran mis pelotas a la sierra de un schroedder y la hicieran girar hasta arráncarmelas debido al calor de la fricción carne-cuerda.

La próxima vez que alguien intente meter mercancías no permitidas en esta ciudad se lo pensarán mejor.

Aún quedan varias horas para el amanecer. Tal vez pueda descargar tensiones con Michelle.

Mientras camino, enciendo otro cigarrillo. El humo del barco, el humo del cigarrillo, ese leve tufillo a carne quemada... adictivos, sin duda... C'est la vie...

Sólo algo así podría ser adictivo aquí, en la Bahía del Botín.

¿Que por qué me gusta?

Sodomy non sapiens.

Que me jodan si lo sé.


Hoy suena: Jefferson Airplane - White Rabbit
Remember what the dormouse said:
"Feed your head"

viernes, 4 de junio de 2010

Noches lúgubres

Esta noche me encontraba tirado en la cama inmerso en el tedio de mi habitación por lo que me levanté y cogí el primer libro que tenía a mano en la estantería a mi diestra. Resultó ser las Noches lúgubres de Cadalso y me dispuse a releerlo por enésima vez, ya que es un libro que nunca me deja de fascinar.

A continación os dejo con mi fragmento favorito de esta obra.



- Ya he empezado a alzar la losa de la tumba. Pesa infinito. ¡Si verás en ella a tu padre! Mucho cariño le tienes, cuando por verle pasas una noche tan dura... ¡Pero el amor de un hijo! Mucho merece un padre...

- ¡Un padre! ¿Por qué? Nos engendran por su gusto, nos crían por obligación, nos educan para que les sirvamos, nos casan para perpetuar sus nombres, nos corrigen por caprichos, nos desheredan por injusticia, nos abandonan por vicios suyos.

- Será tu madre... mucho debemos a una madre.

- Aún menos que al padre; nos engendran también por su gusto, tal vez por su incontinencia; nos niegan el alimento de la leche que naturaleza les dio para este único y sagrado fin, nos vician con su mal ejemplo, nos sacrifican a sus intereses, nos hurtan las caricias que nos deben, y las depositan en un perro o en un pájaro.

- ¿Algún hermano tuyo te fue tan unido que vienes a visitar los huesos?

- ¿Qué hermano conocerá la fuerza de esta voz? Un año más de edad, algunas letras de diferencia en el nombre, igual esperanza de gozar un bien de dudoso derecho y otras semejantes imprimen tal odio en los hermanos, que parecen fieras de distintas especies, y no frutos de un vientre mismo.

- Ya caigo en lo que puede ser: aquí yace, sin duda, algún hijo que se te moriría en lo más tierno de su edad.

- ¡Hijos! ¡Sucesión! Éste, que antes era tesoro con que naturaleza regalaba a sus favorecidos, es hoy un azote con que no debiera castigar sino a los malvados. ¿Qué es un hijo? Sus primeros años... un retrato horrendo de la miseria humana. Enfermedad, flaqueza, estupidez, molestia y asco... Los siguientes años... un dechado de los vicios de los brutos, poseídos en más alto grado... Lujuria, gula, inobediencia... ambición, soberbia, envidia, codicia, venganza, traición y malignidad: pasando de ahí... ya no se mira el hombre como hermano de los otros, si no como a un ente supernumerario en el mundo. Créeme, Lorenzo créeme. Tú sabrás cómo son los muertos, pues son el objeto de tu trato... yo sé lo que son los vivos... Entre ellos me hallo con demasiada frecuencia... Éstos son... no... no hay otros; todos a cual peor... yo sería peor que todos ellos si me hubiera dejado arrastrar de sus ejemplos.


- ¡Qué cuadro el que pintas!

- La naturaleza es el original. No la adulo; pero tampoco la agravio. No te canses, Lorenzo; nada significan esas voces que oyes de padre y madre, hermano, hijo y otras tales; y si significan el carácter que vemos en los que así se llaman, no quiero ser ni tener hijo, hermano, padre, madre, ni me quiero a mí mismo, pues algo he de ser de todo esto.

- No me queda que preguntarte más que una cosa; y es a saber, si buscas el cadáver de algún amigo.

- ¿Amigo? ¿Eh? ¿Amigo? ¡Qué necio eres!

- ¿Por qué?

- Sí, necio eres, y mereces compasión, si crees que esa voz tenga el menor sentido. ¡Amigos! ¡Amistad! Esa virtud sola haría feliz a todo el género humano. Desdichados son los hombres desde el día que la desterraron, o qu eella los abandonó. Su falta es el origen de todas las turbulencias de la sociedad. Todos quieren parecer amigos; nadie lo es. En los hombres la apariencia de la amistad es lo que en las mujeres el afeite y la compostura. Belleza fingida y engañosa... nieve que cubre un muladar... Darse las manos y rasgarse los corazones, ésta es la amistad que reina. No te canses; no busco el cadáver de persona alguna de los que puedes juzgar. Ya no es cadáver.

- Pues, si no es cadáver, ¿qué buscas? Acaso tu intento sería hurtar las alhajas del templo, que se guardan en algún soterráneo, cuya puerta se te figura ser la losa que empiezo a levantar.

- Tu inocencia te sirva de escusa. Queden en buen hora esas alhajas establecidas por la piedad, aumentadas por la superstición de los pueblos y atesoradas por la codicia de los ministros del altar.

- No te entiendo.

- Ni te conviene. Trabaja con más brío.



Hoy suena: Therion - Clavicula Nox

Deep abysses I sink into
and behind the light I go



miércoles, 14 de abril de 2010

A por la III


“Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe preparase… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”
Francisco Largo Caballero, 9 de Noviembre de 1933

Hoy suena: Hijos del pueblo

Esos burgueses, asaz egoístas,
que así desprecian la Humanidad,
serán barridos por los anarquistas
al fuerte grito de libertad.

domingo, 4 de abril de 2010

Fall with me

"Permanecí ahí, bajo la luz del fuego, abrasado por el calor. La mancha de sangre en mi pecho era como el mapa de un continente nuevo y violento. Me sentí purificado. Sentí como este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cuál es ese secreto que solo los gatos conocen, ese que les hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo a través del intenso humo lleno de grasa humana y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi esa oscuridad fría y vacía que se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer. Más adelante, ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; Tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que decidimos imponer. Este mundo que vaga a la deriva no esta moldeado por vagas fuerzas metafísicas. No es dios quien mata a los niños. Ni es el destino el que los despedaza, ni es la casualidad la que se los da de comer a los perros. Somos nosotros. Solo nosotros. Las calles hedían a fuego. El vacío respiraba con fuerza en mi corazón, convirtiendo sus ilusiones en hielo, haciéndolas añicos. Entonces renací, libre de garabatear mi propio diseño sobre el lienzo en blanco, en cuestiones morales, que es este mundo. Era Rorschach."

Hoy suena: My Dying Bride - My Body, A Funeral
As you sit by my side
Confess to me your fears

miércoles, 31 de marzo de 2010

"No miremos, pues, nunca atrás, miremos siempre hacia adelante, porque adelante está nuestro sol y nuestra salvación; y si es permitido, si es útil y necesario volver nuestra vista al estudio de nuestro pasado, no es más que para comprobar lo que hemos sido y lo que no debemos ser más, lo que hemos creído y pensado, y lo que no debemos creer ni pensar más, lo que hemos hecho y lo que no debemos volver a hacer."

Hoy suena: Elvis Presley - A Little Less Conversation

A little less conversation, a little more action please

domingo, 28 de marzo de 2010

Margalida

Estaban tus hojas
intentando tantear el aire
incapaz de hacerse mas concreto.

Su ingratitud fue tal
que un poema decidió
hacerlo prisionero.
Arnau Pons, Intromissió

Hoy suena: Joaquin Sabina - Y sin embargo

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.

lunes, 15 de marzo de 2010

Def Poetry

Dis poem is like all the rest
Dis poem will not be amongst great literary works,
will not be recited by poetry enthusiast,
will not be quoted by politicians nor men of religion.
Dis poem's knives, bombs, guns, blood, fire
blazin' for freedom
Yes, dis poem is a drum



Hoy suena: Sepultura - Ratamahatta

Ze Do Caixao
Zumbi
Lapiao

lunes, 8 de marzo de 2010

Descifrar disfraces

Disfrazarse tiene algo misterioso; hay quien lo hace para mostrarse, hay quien se oculta tras él, alguno busca despistar y otro encuentra la identidad soñada. El carnaval permite reinar por un día, pura democracia para ser tú mismo, meterte en la piel de otro, salir de la tuya, reírse de miserias o añorar lo que pudo ser. A saber qué hay detrás de lo que va delante. El disfraz exhibe inhibiciones e inhibe exhibiciones.

Pero si a alguien resulta complejo encontrar el adecuado, es al político: fácil por su gran versatilidad y difícil por tantas opciones; la abundancia es un problema. Un disfraz para gobernar, otro para opositar, éste para inaugurar, aquél para clausurar, éste de concejal, aquél de presidente autonómico.

Fíjense en Montilla, por ejemplo, como ministro le erizaba la piel ese himno que hoy le escarpia el pelo. Cierto, también hubo quien encontró en el disfraz un traje a medida y terminó adaptando alma y cuerpo con dietas ideológicas y ejercicios físicos, como Aznar que, disfrazado de intelectual, permanece en el mundo de las ideas para irradiar sabiduría periódicamente, o González que, revestido de Pontífice, habita su particular Vaticano desde donde imparte bendiciones 'urbi et orbi' y crea joyas «puro arte».

En la triste realidad actual, no por los artistas -que también merecerán homenaje-, sino por la crueldad espacio-temporal, hay diversidad de carismas. Zapatero tiene fondo de armario: Bambi, orador -de(s)ayuno-, 'plañificador' experto en crisis, y quizá le convenga unir apellido y tarea para remendar esa suela rota de tanto correr tras Italia y Francia. Rajoy, en cambio, merece darse una alegría, traje de flores terapia para esa morriña tan suya y evitar, de paso, nuestro bostezo, o la toga de Demóstenes a fin de descubrir que oratoria y entonación pueden ser amigos para siempre. Quien renuncia -al fin será él- es Laporta, llamado a salvar Catalunya, obligado a vivir como president de mucho-más-que-un-club y harto de tanta careta sale al escenario para reencarnarse en Companys.

El panorama nacional tiene otras joyas como Revilla, que reniega del apellido chacinero para vestirse de pescador de anchoa; Camps, animal político, que prefiere la adaptabilidad camaleónica, o Barrera que, erre que erre, insiste con su apellido.

En Asturias tampoco desmerecemos. Ovidio quizá recupere el aire 'hippy' sesentayochesco y se desmelene; acaso Javier Fernández salga de la cueva para decir que Mudito era solo un disfraz; a lo mejor, Gabino recupere materia y vuelva al Pleno que hoy preside espiritualmente, y Ana Rosa (Migoya), a quien el traje de consejera le sienta genial, persevere a falta de concretar una nueva cartera

Hoy suena: Rage Against the Machine - Testify

Who controls the past now controls the future
Who controls the present now controls the past
Who controls the past now controls the future
Who controls the present now?

jueves, 4 de marzo de 2010

Choose your life

Elige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia, elige un televisor grande que te cagas, elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la sal, colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego, elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos, elige el bricolaje y preguntate quién coño eres los domingos por la mañana, elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu, mientras llenas tu boca de puta comida basura, elige pudrirte de viejo, cagándote y meándote encima, en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoistas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte, elige tu futuro, elige la vida. Pero ¿por qué iba yo a querer hacer algo así?. Yo elegí no elegir la vida, yo elegí otra cosa. ¿Y las razones?, ¡no hay razones!. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

Hoy suena: Jefferson Airplane - White Rabbit
And if you go chasing rabbits
And you know you're going to fall,
Tell 'em a hookah smoking caterpillar
Has given you the call.

jueves, 28 de enero de 2010

Seis sonetos menos una canción

Una canción es un pero a la izquierda,
un labio para el sabio qu eno toca,
un corazón que gana manque pierda,
una fulana, un don que se equivoca.

Una canción se muere por cantarte
las cuarenta versión sesenta y nueve,
una canción por desamor al arte,
póstumo cantautor, eppur se mueve.

Una canción es una epifanía
de sobras, de fartas de ortografía,
jirón del edredón de la memoria,

una canción es un turbante en bruto,
un bujarrón, que, en menos de un minuto,
te hace una paja sin hacer historia.


Hoy suena: Joaquín Sabina & Joan Manuel Serrat - Ocupen su localidad / Hoy puede ser un gran día

"Hermosos jóvenes nazis bailarán un rock and roll
con un famoso travesti capitán de la legión.
Más tarde alguna muñeca toda vestida de azul
se quita su camisita y su breve camesú."

domingo, 24 de enero de 2010

Estos son mis ideales. Si no le gustan... mire a otro lado

"Me considero un rojo sin diminutivos. No soy un rojillo, soy un rojo, un rojazo. Y eso no quiere decir comunista, ni socialista, ni anarquista, quiere representar esa hermosísima ideología de hace unos años, que hacía creer que esta infamia de mundo podía cambiar de alguna manera."

Hoy suena: Blind Guardian - Another Stranger Me

Let's find out now
That I am not dreaming
Welcome to my damnation
Here it comes the real me

martes, 12 de enero de 2010

El Síndrome del Coronel Tapioca, por Arturo Pérez Reverte

Hace treinta y dos años desaparecí en la frontera entre Sudán y Etiopía. En realidad fueron mi redactor jefe, Paco Cercadillo, y mis compañeros del diario Pueblo los que me dieron como tal; pues yo sabía perfectamente dónde estaba: con la guerrilla eritrea. Alguien contó que había habido un combate sangriento en Tessenei y que me habían picado el billete. Así que encargaron a Vicente Talón, entonces corresponsal en El Cairo, que fuese a buscar mi fiambre y a escribir la necrológica. No hizo falta, porque aparecí en Jartum, hecho cisco pero con seis rollos fotográficos en la mochila; y el redactor jefe, tras darme la bronca, publicó una de esas fotos en primera: dos guerrilleros posando como cazadores, un pie sobre la cabeza del etíope al que acababan de cargarse.

Lo interesante de aquello no es el episodio, sino cómo transcurrió mi búsqueda. La naturalidad profesional con que mis compañeros encararon el asunto. Conservo los télex cruzados entre Madrid y El Cairo, y en todos se asume mi desaparición como algo normal: un percance propio del oficio de reportero y del lugar peligroso donde me tocaba currar. En las tres semanas que fui presunto cadáver, nadie se echó las manos a la cabeza, ni fue a dar la brasa al ministerio de Asuntos Exteriores, ni salió en la tele reclamando la intervención del Gobierno, ni pidió que fuera la Legión a rescatar mis cachos. Ni compañeros, ni parientes. Ni siquiera se publicó la noticia. Mi situación, la que fuese, era propia del oficio y de la vida. Asunto de mi periódico y mío. Nadie me había obligado a ir allí.

Mucho ha cambiado el paisaje. Ahora, cuando a un reportero, turista o voluntario de algo se le hunde la canoa, lo secuestran, le arreglan los papeles o se lo zampan los cocodrilos, enseguida salen la familia, los amigos y los colegas en el telediario, asegurando que Fulano o Mengana no iban a eso y pidiendo que intervengan las autoridades de aquí y de allá –de sirios y troyanos, oí decir el otro día–. Eso tiene su puntito, la verdad. Nadie viaja a sitios raros para que lo hagan filetes o lo pongan cara a la Meca, pero allí es más fácil que salga tu número. Ahora y siempre. Si vas, sabes a dónde vas. Salvo que seas idiota. Pero en los últimos tiempos se olvida esa regla básica. Hemos adquirido un hábito peligroso: creer que el mundo es lo que dicen los folletos de viajes; que uno puede moverse seguro por él, que tiene derecho a ello, y que Gobiernos e instituciones deben garantizárselo, o resolver la peripecia cuando el coronel Tapioca se rompe los cuernos. Que suele ocurrir.

Esa irreal percepción del viaje, las emociones y la aventura, alcanza extremos ridículos. Si un turista se ahoga en el golfo de Tonkín porque el junco que alquiló por cinco dólares tenía carcoma, a la familia le falta tiempo para pedir responsabilidades a las autoridades de allí –imagínense cómo se agobian éstas– y exigir, de paso, que el Gobierno español mande una fragata de la Armada a rescatar el cadáver. Todo eso, claro, mientras en el mismo sitio se hunde, cada quince días, un ferry con mil quinientos chinos a bordo. Que busquen a mi Paco en la Amazonia, dicen los deudos. O que nos indemnicen los watusi. Lo mismo pasa con voluntarios, cooperantes y turistas solidarios o sin solidarizar, que a menudo circulan alegremente, pisando todos los charcos, por lugares donde la gente se frota los derechos humanos en la punta del cimbel y una vida vale menos que un paquete de Marlboro. Donde llamas presunto asesino a alguien y tapas la cara de un menor en una foto, y la gente que mata adúlteras a pedradas o frecuenta a prostitutas de doce años se rula de risa. Donde quien maneja el machete no es el indígena simpático que sale en el National Geographic, ni el pobrecillo de la patera, ni te reciben con bonitas danzas tribales. Donde lo que hay es hambre, fusiles AK-47 oxidados pero que disparan, y televisión por satélite que cría una enorme mala leche al mostrar el escaparate inalcanzable del estúpido Occidente. Atizando el rencor, justificadísimo, de quienes antes eran más ingenuos y ahora tienen la certeza desesperada de saberse lejos de todo esto.

Y claro. Cuando el pavo de la cámara de vídeo y la sonrisa bobalicona se deja caer por allí, a veces lo destripan, lo secuestran o le rompen el ojete. Lo normal de toda la vida, pero ahora con teléfono móvil e Internet. Y aquí la gente, indignada, dice qué falta de consideración y qué salvajes. Encima que mi Vanessa iba a ayudar, a conocer su cultura y a dejar divisas. Y sin comprender nada, invocando allí nuestro código occidental de absurdos derechos a la propiedad privada, la libertad y la vida, exigimos responsabilidades a Bin Laden y gestiones diplomáticas a Moratinos. Olvidando que el mundo es un lugar peligroso, lleno de hijos de puta casuales o deliberados. Donde, además, las guerras matan, los aviones se caen, los barcos se hunden, los volcanes revientan, los leones comen carne, y cada Titanic, por barato e insumergible que lo venda la agencia de viajes, tiene su iceberg particular esperando en la proa.

Hoy suena: Apocalyptica - Burn

domingo, 3 de enero de 2010

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Una de mis canciones favoritas junto a una de mis peliculas favoritas, disfrutenla:

"I play a note, but hear no sound..."



Hoy suena: Enrique Bunbury - ...Y al final
...y al final
te ataré con todas mis fuerzas
mis brazos serán cuerdas al bailar este bals