sábado, 8 de marzo de 2008

La carta estaba escrita sobre un papel viejo, y aunque la letra era poco arreglada, el sobre que la cubría tenía en su exterior escrito con delicadeza el nombre de Selene.

“Aquel día vendrá en el que llegaré a ti...
Te juro que esta será mi última lucha, y tras ella volveré a ti.

Pero no será hoy, mi amor... debo quedarme aquí una vez más,
Un día mas...
Una noche mas...

La lluvia vuelve a rodear la ciudad, y su gris ambiente nos observa otra vez
Como lo hacia antes, como en la caída de los grandes héroes, ella siempre esta presente,
Como una lúgubre y sádica espectadora… si ella supiese lo que es morir…

Y yo... ardo debajo de ella, cada palabra que dijiste, cada recuerdo tuyo ahora se desvanecen.
Por cada día de lucha recuerdo nuestros días juntos, y siento como una parte de mi se incinera en esta terrible lucha...
Una parte de esos recuerdos, una parte de lo que soy.

Hace tiempo las estrellas dejaron de guiarnos, los profetas huyeron,
la vida en nuestra ciudad paso a ser negra, y sin ti, siento que
todo lo bello que pude hacer algún día, se desvanece...

Y respecto al asedio... ha terminado, ahora la muerte se pasea por nuestras calles...
Solo quedamos nosotros, los que somos invisibles entre las sombras, nuestra lucha clandestina ya no es más que otra forma de aceptar el mismo destino que nos espera...

Cada vez que miro a mis hombres entiendo mas porque te fuiste, sus espadas les pesan,
como lastres que les hunden dentro de esta miseria que nos consume.

Si pudiese pedir algo, poder volver a sentir algo, recordaría lo último que me dijiste,
trataría de atarte a mi.

Tarde

La oscuridad aumenta ligeramente, debe ser de noche, mi espada me recuerda que está ahí...
Es curioso, hace tiempo olvide tu comida favorita, pero tengo mejor memoria para recordar mi deber,
Si al menos estuvieses aquí para impedírmelo…

Mientras escribo estas palabras siento que la sombra me vuelve a rodear, luchar contra los muertos es inútil, pero hace tiempo que mi cuerpo ya no atiende a razones...

Me despido, adiós. Quizás esta noche volvamos a vernos...”


Las palabras eran solo papel mojado, la lluvia dejaba correr un pequeño hilo de tinta desde la carta hasta el pálido césped, mientras esta guardaba la tumba de una joven muchacha

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